José Miguel Cisneros*, José Mensa*, Jesús Rodríguez
Baño*, Antoni Trilla* y Miguel Cainzos**
* Grupo de Infección Hospitalaria (GEIH-SEIMC)
** Director Plan Nacional para el Control de las Infecciones Quirúrgicas
(PLANCIR)
Uno de los procesos de probada efectividad en la prevención y control de la infección nosocomial es la utilización de la profilaxis con antimicrobianos perioperatoria (PAP). Bajo este término se entiende la utilización adecuada de antimicrobianos profilácticos en aquellos pacientes que se van a someter a una intervención quirúrgica, con el objetivo de reducir la incidencia de infecciones postoperatorias del sitio anatómico (superficial, profundo o de órgano o espacio) donde se ha realizado la intervención (Surgical Site Infections, SSI).
Para desarrollar un conjunto de recomendaciones apropiadas y factibles que regulen y racionalicen el empleo de PAP en cada institución concreta, deben tenerse en cuenta múltiples aspectos. Las recomendaciones deben estar bien fundamentadas (basadas en las mejores evidencias disponibles) y debe existir simultáneamente algún sistema efectivo de vigilancia activa de las infecciones nosocomiales (encuestas seriadas de prevalencia, estudios de incidencia). Es importante desarrollar una buena colaboración con la participación activa del departamento de Cirugía. La aprobación formal del Comité de Farmacia y Terapéutica y del Comité de Control de Infecciones son requisitos previos a tener en cuenta antes del desarrollo práctico de cualquier tipo de recomendaciones relacionadas con la PAP.
Un problema común en la PAP actual es las pautas de larga duración, o la selección de antimicrobianos más caros sin una mayor eficacia probada. Existen muchos métodos que pueden ayudar a controlar la duración de la profilaxis, como las ordenes de suspensión de antimicrobianos en la historia del paciente, identificado a partir del sistema informático, o el empleo de bolsas cerradas y personalizadas que contienen las dosis exactas de antimicrobianos profilácticos. La colaboración y el soporte del Servicio de Farmacia son pues también esenciales.
Las ventajas de disponer de recomendaciones para la PAP solo son demostrables tras un trabajo meticuloso y bien desarrollado. El cumplimiento global de las recomendaciones debe ser revisado anualmente, y las pautas e indicaciones deben ser actualizadas periódicamente. Regularmente, sin retraso, deben comunicarse los datos analizados a las personas adecuadas y los Comités correspondientes. La utilización y monitorización de las distintas pautas de PAP constituyen un excelente proyecto de mejora de calidad para cualquier institución.
Actualmente, la efectividad de los antimicrobianos para prevenir la SSI en múltiples tipos de procesos quirúrgicos no se discute, y el empleo de PAP se considera una práctica habitual y estándar. Sin embargo, la mayoría de revisiones realizadas en Estados Unidos y en hospitales Europeos todavía detectan un porcentaje significativo de uso inapropiado de antimicrobianos en cirugía. Algunos datos sugieren que el uso de antimicrobianos en la profilaxis quirúrgica representa más de un tercio de todas las prescripciones de antimicrobianos en los hospitales, y la mitad de los antimicrobianos dispensados en los centros quirúrgicos.
La contaminación bacteriana de una herida quirúrgica es inevitable. Incluso las heridas limpias están contaminadas cuando se recogen cuidadosamente muestras para realizar estudios microbiológicos. El método más efectivo para prevenir la SSI es la utilización de una técnica quirúrgica cuidadosa, rápida y de excelente calidad. La existencia de índices de infección quirúrgica bajos es directamente proporcional a la buena práctica quirúrgica estándar de cada centro. Los índices de infección son significativamente inferiores en los procedimientos quirúrgicos limpios, con menor contaminación bacteriana, menor traumatismo quirúrgico y menores pérdidas sanguíneas.
De acuerdo con el grado de contaminación bacteriana, y con el riesgo posterior de infección, los procedimientos quirúrgicos se han clasificado en cuatro: cirugía limpia, limpia-contaminada, contaminada y sucia, a partir de los estudios realizados en los años sesenta por el National Research Council americano. Este sistema de clasificación es todavía ampliamente utilizado en las guías de profilaxis antimicrobianas perioperatorias. El uso de PAP en procedimientos limpios-contaminados se considera apropiado y también es, con frecuencia, coste-efectivo. La profilaxis se considera también apropiada en procedimientos limpios relacionados con el uso de dispositivos protésicos, comúnmente asociados con una morbilidad grave.
El uso de sistemas de clasificación más refinados, como los índices NNIS o SENIC, puede ser de gran utilidad para definir mejor algunas indicaciones de la PAP y valorar sus resultados, al estratificar mejor el riesgo de infección de los pacientes dentro de un mismo tipo de intervención o procedimiento [1-6].
La PAP está dirigida a evitar el crecimiento de los microorganismos que, inevitablemente, contaminarán la herida quirúrgica. Las bacterias que contaminan la herida quirúrgica están en el espacio intersticial, o atrapadas en las mallas de fibrina o en pequeños hematomas. El fármaco utilizado como PAP debe alcanzar niveles óptimos en el líquido intersticial y en el interior de las mallas de fibrina y hematomas. La difusión de los antimicrobianos al interior de las mallas de fibrina o de los hematomas es muy pobre. La geometría de estas estructuras condiciona un área de superficie muy pequeña con relación a su volumen. Si el antibiótico está presente en el suero mientras la fibrina o el hematoma están en formación, el fármaco podrá penetrar en el interior de las mismas.
El principal objetivo de la PAP es alcanzar niveles elevados de fármaco en el suero durante el proceso quirúrgico, y durante unas horas más tras el cierre de la incisión, porque durante este periodo las pequeñas mallas de fibrina o hematomas en desarrollo pueden atrapar bacterias capaces de producir posteriormente infección de la herida quirúrgica.
La mayoría de los antimicrobianos betalactámicos, cuando son utilizados con propósitos terapéuticos, se dosifican en intervalos de unas cuatro veces la vida media del fármaco. Con este patrón de dosificación, los niveles séricos se mantienen por debajo del 10% de los niveles máximos o pico durante gran parte del intervalo de dosificación. La sangre que se pierde durante el acto quirúrgico puede hacer descender aún más estos niveles. Para alcanzar concentraciones séricas elevadas, el intervalo entre dosis debe acortarse.
En profilaxis quirúrgica, es admisible el uso de un intervalo entre dosis aproximado del doble de la vida media del fármaco. Si se produce una pérdida sanguínea superior a 1-2 litros durante el procedimiento, debe considerarse la administración de una dosis adicional de antibiótico. Si se utiliza un antibiótico con buena actividad contra los microorganismos potencialmente contaminantes, y se alcanzan niveles elevados de fármaco durante todo el procedimiento quirúrgico, la profilaxis será generalmente efectiva.
Cuando existe un nivel de contaminación de la herida muy bajo, los inconvenientes del uso de antimicrobianos (aumento de los costes, posible selección de microorganismos resistentes, reacciones alérgicas) pueden ser superiores a sus beneficios, basándose en el hecho de que sólo se conseguirán pequeñas reducciones de las tasas de SSI, tasas que ya por si mismas son muy bajas. La utilización de PAP es discutible en procedimientos quirúrgicos con índices de infección por debajo de 3%. Sin embargo, datos recientes sugieren la posible eficacia de la PAP en algunos procesos limpios (herniorrafia, cirugía de la mama), incluso con índices de SSI por debajo del 3%. La decisión de emplear o no PAP en procedimientos de cirugía limpia con índices de SSI globalmente muy bajos puede también considerarse según criterios adicionales de riesgo, como los valorados en el proyecto SENIC o en el estudio NNIS (duración relativa de la intervención, riesgo anestésico ó clase ASA, número de diagnósticos al alta, tipo de intervención). En estos estudios se demuestra que una misma intervención limpia puede presentar índices de infección del 1% o inferior en los grupos sin factores de riesgo y alcanzar índices del 8-10% en los grupos de mayor riesgo [1,5,6].
Las siguientes recomendaciones generales se derivan de los principios básicos de la PAP y consideran también los Estándares de Calidad de Profilaxis Antimicrobiana en los Procedimientos Quirúrgicos, publicados conjuntamente por las siguientes sociedades: Infectious Diseases Society of America, Society for Hospital Epidemiology of America, Surgical Infection Society, Centers for Disease Control and Prevention, Obstetrics and Gynecology Infectious Diseases Society, Association of Practitioners of Infection Control [2]; y por la Asociación Española de Cirujanos y el Plan Nacional para el Control de las Infecciones Quirúrgicas [3,4].
Las recomendaciones para la profilaxis con antimicrobianos en cirugía que se indican a continuación, se califican según la potencia de la recomendación y según la calidad de la evidencia de la misma, como se describe en las tablas I y II. El antimicrobiano recomendado se ha elegido sobre la base de los estudios referidos en las tablas y/o a los principios generales de la PAP anteriormente enunciados.
Tabla I. Definición de la potencia de cada recomendación [2]
Categoría |
Definición |
A |
Buena evidencia para recomendar su uso |
B |
Moderada evidencia para recomendar su uso |
C |
Pobre evidencia para recomendar o para contraindicar su uso |
Tabla II. Definición de la calidad de la evidencia sobre la que se basa la recomendación [2]
Grado |
Definición |
I |
Al menos un ensayo clínico correctamente aleatorizado |
II |
Al menos un ensayo clínico no aleatorio, o un estudio de cohortes o, de casos control, preferiblemente de más de un centro o, resultados dramáticos de ensayos no controlados |
III |
Opinión de expertos |
Tipo de cirugía |
RE* |
ATM(s) recomendado |
Ref. |
Cirugía esofágica |
AI |
Cefazolina o amoxi/clav. |
2 |
Cirugía gastroduodenal
* Pacientes de alto riesgo a * Pacientes de bajo riesgo |
AI BIII |
|
2 2 |
Colecistectomía
Pacientes de alto riesgo b Pacientes de bajo riesgo Colecistectomía laparoscópica Pacientes de alto riesgo b Pacientes de bajo riesgo |
AI BII AI BII |
|
2,7 2,7 2 2,8 |
Cirugía del intestino delgado |
AI |
Cefazolina o amoxi/clav. |
2 |
Apendicectomía c |
AI |
Amoxi/clav. |
2,9 |
Herniorrafia |
CI |
-d |
2,6 |
Mastectomía |
CI |
-d |
2,6 |
Cirugía colorrectal
* Urgente * Electivae |
AI AI |
* Amoxi/clav. o Genta, tobra o cefuroxima + metronidazol * Amoxi/clav. o Genta, tobra o cefuroxima + metronidazol |
2,10 2,10 |
* R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tabla 2. Cirugía obstétrica y ginecológica
Tipo de cirugía |
RE* |
ATM(s) recomendado |
Ref. |
Histerectomía vaginal |
AI |
Cefazolina |
2 |
Histerectomía abdominal |
AI |
Cefazolina o
|
2,11 |
Cesárea electiva |
AI |
Cefazolinaa |
2,12 |
Cesárea complicadab |
AI |
Cefazolinaa |
2,12 |
Aborto primer trimestre |
AI |
Doxiciclina |
13 |
Aborto segundo trimestre |
AI |
Cefazolina |
13 |
* R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tipo de cirugía |
RE* |
ATM(s) recomendado |
Ref |
Prostatectomía transuretral |
BII |
Cefazolina |
1,14 |
Prostatectomía radical |
BIII |
Cefazolina |
2 |
Cistectomía con plastia intestinal |
AI |
Amoxi/clav. |
2 |
Nefrectomía |
BIII |
Cefazolina |
2 |
Prótesis de pene |
BIII |
Cefazolina + gentamicina |
2 |
* R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tabla 4. Cirugía cardiovascular
Tipo de cirugía |
RE* |
ATM(s) recomendado |
Ref. |
Recambio valvular |
AI |
Cefazolina o cefuroxima
|
2,15 |
By-pass aortocoronario |
AI |
Cefazolina o cefuroxima
|
2,15, 16 |
Colocación de marcapasos |
AI |
Cefazolina o cefuroxima
|
15,17,18 |
Cirugía vascular periférica
· De alto riesgo b · De bajo riesgo c |
AI CIII |
|
2,6 2,6 |
* R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tipo de cirugía |
RE* |
ATM(s) recomendado |
Ref |
Resección pulmonar |
BII |
Cefazolina |
2,6 |
Colocación de tubo endopleural
* Por traumatismo * Toracoscopia |
BII CIII |
|
6,19 2 |
R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tipo de cirugía |
RE* |
Antimicrobiano(s) recomendado |
Ref. |
Craneotomía limpia |
AI |
Cefazolina o
|
2,20 |
Cirugía a través de los senos paranasales o mucosa orofaríngea |
AI |
Amoxi/clav. o
|
2,6 |
Derivación interna de LCRb |
AI |
Cefazolina o
|
21,22 |
* R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tabla 7. Cirugía ortopédica y traumatológica
Tipo de cirugía |
RE* |
ATM recomendado |
Ref |
Cirugía limpia sin material de fijación permanente |
CIII |
-a |
6,23 |
Cirugía limpia con material de fijación permanente |
AI |
Cefazolina |
2,6,23 |
Laminectomía |
CIII |
- |
2,6 |
Artroplastias de cadera o rodilla |
AI |
Cefazolina
|
2,6,24 |
Fracturas abiertas |
CII |
- c |
2,6 |
* R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tabla 8. Cirugía ORL y maxilofacial
Tipo de cirugía |
RE* |
ATM recomendado |
Ref |
Cirugía mayor de cabeza y cuello através de las mucosas |
AI |
Amoxi/clav. o Clinda. + genta. |
2 |
Amigdalectomía |
CIII |
- |
2 |
* R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tabla 9. Cirugía oftalmológica
Tipo de cirugía |
RE* |
ATM recomendado |
Ref. |
Cirugía de cataratas |
CIII |
-a |
6 |
* R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tabla 10. Cirugía del trasplante de órganosa
Tipo de trasplante |
RE* |
Antimicrobiano(s) recomendado |
Ref. |
Renal |
BIII |
Cefazolina |
25 |
Hepático |
BIII |
Cefazolina o Ampicilina + aztreonam o Ampicilina + cefotaxima/ceftriaxona |
25 |
Cardíaco |
BIII |
Cefazolina |
25 |
Pulmonar y cardiopulmonarb |
BIII |
Amoxi/clav. o Amoxi/clav.+ aztreonam |
25 |
* R-E: Recomendación-Evidencia, según la clasificación referida previamente, sobre la indicación de PAP en cada tipo de cirugía.
Tabla 11. Dosis inicial de los antimicrobianos en la profilaxis perioperatoria para pacientes adultos con función renal normal
ATM |
Dosis/vía/modo de adm. |
Inicio de la adm. |
Amox/clav. |
2 gr./ i.v. en 5´ |
5 antes inducción anestésica |
Ampicilina |
1 gr./i.v. en 5 |
5 antes inducción anestésica |
Aztreonam |
1 gr./i.v. en 5 |
5antes inducción anestésica |
Cefazolina |
2 gr./ i.v. en 5 |
5 antes inducción anestésica |
Cefotaxima/ceftriaxona |
1 gr./i.v. en 5 |
5 antes inducción anestésica |
Cefuroxima |
1.5 gr./i.v. en 5 |
5 antes inducción anestésica |
Clindamicina |
600 mg/i.v. en 30 |
30 antes inducción anestésica |
Doxiciclina |
200 mg/v.o. |
30 antes del aborto |
Eritromicina |
1 gr./v.o. |
A las 13, 14 y 23 horas del día anterior |
Genta/tobra. |
2 mg/kg/i.v.en 30 |
30 antes inducción anestésica |
Metro. |
1 gr./i.v. en 60 |
60 antes inducción anestésica |
Neomicina |
1 gr./v.o. |
A las 13,14 y 23 horas del día anterior |
Vanco. |
1 gr./i.v. en 60 |
60 antes inducción anestésica |
En las restantes circunstancias solo está indicada la dosis inicial.
Tabla 12. Segunda dosis de antimicrobianos y momento para su administración
ATM |
Dosis/vía adm. |
Momento de la adm. |
Amoxi/clav. |
2 gr/ i.v. |
6 h. de la primera dosis |
Ampicilina |
1 gr./i.v. |
4 h. de la primera dosis |
Aztreonam |
1 gr./i.v. |
6 h. de la primera dosis |
Cefazolina |
2 gr./ i.v. |
4 h. de la primera dosis |
Cefotaxima |
1 gr./i.v. |
6 h. de la primera dosis |
Cefuroxima |
1.5 gr/i.v. |
6 h. de la primera dosis |
Clinda |
600 mg/i.v. |
6 h. de la primera dosis |
Doxiciclina |
200 mg/v.o. |
30 después del aborto |
Genta/tobra. |
- |
Solo se administrará la primera dosis |
Metro |
500 gr/i.v. |
6 h. de la primera dosis |
Vanco |
500 mg/i.v. |
6 h. de la primera dosis |