Hipotermia Accidental.  

 Moulia M, Noblia L, Montes M, Mussetti A.

Departamento de Emergencia del Hospital de Clínicas.

Resumen:

En el presente estudio se describen 26 casos de hipotermia accidental vistos por el grupo de trabajo, precedido por una revisión del tema.

Introducción.

La hipotermia accidental es una patología considerada poco frecuente en nuestro medio, que se encuentra subdiagnosticada donde su diagnóstico exige una sospecha clínica bien fundada y un termómetro adecuado que registre de 0 a 50º C.

El hipotérmico presenta un desequilibrio de todo sus sistemas fisiológicos principales, con pérdida de la autorregulación a pesar de lo cual la experiencia clínica demuestra que es una patología reversible.

Por su alta mortalidad y por ser una agresión global del organismo debe ser considerada como una emergencia médica mayor. Por lo antedicho es fundamental poner énfasis en su profilaxis. Por primera vez en julio/2000, en la ciudad de Montevideo (Uruguay) se tomaron medidas a nivel público: la llamada OPERACIÓN FRIO POLAR a cargo de la Intendencia Municipal de Montevideo, Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Defensa Nacional para llevar a cabo la profilaxis de la hipotermia a nivel de la población de mayor riesgo.

El National Institute of Aging de U.S.A., en 1995 estimó que se producen más de 28.000 casos/año por hipotermia, de las cuales más del 50 % son ancianos.En Gran Bretaña se estima que el 3,6 % de los ancianos admitidos en el hospital en los meses de invierno presentan una temperatura rectal inferior a 35º.C. Un hecho a tener presente es que muchas de las víctimas del mar se deberían a la hipotermia. En nuestro país, con fecha 5/8/2000, en un accidente marítimo hubieron 11 víctimas fatales, de las cuales por lo menos en 8 de ellas la hipotermia fue la causa. El  Servicio de Rescate de la Región Pacífico de Canadá  considera que la mayor injuria que enfrentan es la hipotermia por inmersión en aguas frías .

Definición.

Es un estado patológico caracterizado por un descenso de la temperatura central por debajo de 35º.C ó 95º. F. que resulta de la incapacidad del organismo para reemplazar adecuadamente el calor perdido hacia el medio ambiente.

Grados de la hipotermia.

ler. grado, leve o superficial: es cuando la temperatura central varía entre 35-32º.C (95-90º.F).  El organismo es capaz de reaccionar, aún, contra el frío. Hay escalofríos, vasoconstricción cutánea, temblor intenso en un intento de aumentar la temperatura corporal.

2º. grado moderada o convencional: cuando la temperatura central es menor de 32 a 28º.C (89,9 – 82,4º.F). Por debajo de 32º.C hay vasodilatación marcada de los vasos cutáneos por parálisis directa por el frío. A los 30º.C los escalofríos son menos intensos y pasajeros, desapareciendo casi por completo por debajo de los 29º.C. O sea que cesan los mecanismos de lucha contra el frío. Hay pérdida de la conciencia y bradipnea.

3er. grado, severa o profunda: la temperatura central está por debajo de los 28º.C (82,4º.F). El organismo se comporta como un cuerpo inerte siguiendo la varación de la temperatura del medio ambiente. Entre los 27 – 29º.C. aparecen arritmias auriculares seguidas de arritmias ventriculares y fibrilación ventricular aproximadamente a los 25º.C.

Para algunos autores, se consideran los 25º.C. de temperatura central un punto crítico por debajo del cual se produce la fibrilación ventricular (paro cardíaco) en pacientes no anestesiados ni sometidos a medidas de sostén.

Etiopatogenia.

La exposición prolongada al frío, sin protección adecuada, puede ocasionar dos tipos fundamentales de agresión:

1 – injurias locales o congelación. Se ven en las zonas descubiertas y en las extremidades. Se producen cuando la temperatura central se mantiene dentro de ciertos límites, no provocando efectos generales (hipotermia), pero la continuidad de la agresión provoca efectos locales de congelación con lesiones térmicas que pueden llegar a necrosis y pérdida de tejidos.

2 – injuria sistémica o hipotermia. Cuando la termogénesis es rápidamente superada los efectos del frío se hacen sentir sobre toda la economía y se produce el estado patológico denomidado hipotermia.

Dado la etiología común no son raros los casos en que se comprueba en un mismo individuo la asociación de hipotermia y congelación. Sin embargo lo habitual es que en la hipotermia, síndrome esencialmente general, no haya tiempo de producirse congelaciones. Para que se produzca la hipotermia es necesario una exposición al frío ambiente más o menos prolongada con falta de protección adecuada al cual se agrega habitualmente un menoscabo de la termorregulación.

Fisiopatologia general.

Mecanismos de la termorregulación.

Por lo general la temperatura central es mantenida en un rango de 37º.C ± 1º., por medio del centro termorregulador quien se encarga de regular los mecanismos de pérdida y ganancia de calor, a través de un mecanismo de feed back que involucra:

a)      un sistema aferente, constituído por receptores o sensores localizados a nivel periférico en la piel. La temperatura en esta zona superficial varía con el flujo sanguíneo, la temperatura ambiente, la humedad y la velocidad del aire.

b)      un procesador central de la información a nivel del hipotálamo pre-óptico anterior.

c)      un sistema eferente que involucra respuestas neuroendócrinas de instalación tardía (con aumento de la liberación de hormonas tiroideas y cortisol), respuestas neuromusculares de instalación precoz (a través del temblor) y aumento de la actividad simpática del S.N.C. con vasocontricción periférica.

Los músculos esqueléticos comúnmente contribuyen poco a la producción de calor pero cuando la temperatura central desciende proporcionan una gran cantidad de calor a través del temblor, con vasodilatación asociada al incremento del flujo sanguíneo. La vasoconstricción periférica disminuye las diferencias entre la temperatura ambiente y la cutánea y además disminuye la cantidad de sangre enfriada por unidad de tiempo.

Con temperaturas internas inferiores a 30 – 32º.C se pierde la termorregulación de la temperatura corporal.

Las leyes físicas que gobiernan la pérdida de calor son fundamentales para entender el desarrollo, manejo y prevención de la hipotermia.

Mecanismos de pérdida de calor.

En un medio ambiente confortable alrededor del 65 % del calor se pierde por radiación y la mayor parte del resto por evaporación. En un medio ambiente frío toma relevancia los mecanismos de conducción y convección.

a)      Conducción: consiste en la transferencia de calor de forma directa por contacto entre dos sólidos. Es una transferencia molecular de energía calórica la tasa de la misma depende del gradiente térmico y de la superficie de contacto. La conducción del agua es 25 veces más rápida que la del aire porque tiene mayor densidad, la tierra y el hielo son también buenos conductores. Este mecanismo cobra mayor relevancia en las víctimas de inmersión en aguas frías y en individuos acostados.

b)      Convección: es la transferencia por contacto con aire o agua en movimiento. Las moléculas en contacto con la superficie corporal se calientan y se desplazan siendo reemplazadas por nuevas moléculas frías. La tasa de pérdida de calor depende de la densidad del elemento en movimiento y de su velocidad (mayor pérdida por convección en el agua) como así del gradiende térmico con el ambiente. El viento frío es un ejemplo de pérdida de calor por convección, al duplicarse la velocidad del aire se eleva 4 veces la pérdida de calor. En las víctimas por inmersión la movilización en el agua aumenta la pérdida de calor por convección.

c)      Radiación: es la emisión de radiación infrarroja calórica al medio ambiente dado por un gradiente de temperatura. Cuando se expone al medio ambiente la piel actúa como un radiador de energía calórica. Los factores determinantes son: la superficie del área descubierta y el gradiente térmico. En el cuero cabelludo no se produce vasoconstricción por lo cual la cabeza es un excelente radiador de calor eliminando del 35 al 50 % de la producción total de calor.

d)      Evaporación: es la pérdida de calor por la transformación del agua de líquida a gas (vapor de agua). En el ser humano la evaporación se hace a través de la perspiración, sudoración y respiración. En normotermia se pierde 2/3 del calor por la piel por perspiración y 1/3 por la respiración. En un medio ambiente frío se ve aumentada la pérdida de calor por evaporación a través de la respiración.

Fisiopatología.

Gradientes térmicos.

Durante la hipotermia el índice de cambio térmico en las vísceras es proporcional a la corriente sanguínea. El enfriamiento superficial permite poco pérdida calórica directa por conducción térmica de órganos situados a más de 5 centímetros de la piel. La pérdida de calor de los órganos profundos se hace por la corriente sanguínea y el intercambio de calor ocurre a medida que la sangre de las vísceras con mayor temperatura circula en la superficie corporal. La vasoconstricción cutánea no logra una isquemia permanente de la piel dado que por momentos se pone en juego reflejos axónicos que abren la exclusa cutánea a la sangre interna y ésta se enfría en ese contacto, y así enfriada regresa al interior. La repetición de estos fenómenos y la falla de la termogénesis adecuada hace que se vaya estableciendo una hipotermia central progresiva. El frío provoca vasoconstricción cutánea, la piel se enfría, el gradiente térmico piel-ambiente disminuye perdiéndose menos calor por radiación, también disminuye la cantidad de sangre enfriada en la periferia por la unidad de tiempo y consecuentemente disminuye la pérdida de calor interno. A temperaturas menores a 32º.C hay vasodilatación cutánea por parálisis cutánea por el frío, lo cual anula este mecanismo de defensa aumentando la pérdida de calor.

El escalofrío o chucho desaparece entre los 29 y 30º.C de temperatura central, esta es la temperatura crítica en que los mecanismos reguladores resultan intensamente afectados.

Metabolismo.

Desde el punto de vista metabólico hay relación directa y lineal entre la temperatura corporal y el consumo de oxígeno. Hay una disminución de consumo de oxígeno del orden del 6 % por cada grado que disminuye la temperatura. La tasa metabólica está regida por la ley de Vant Hoff por la cual el consumo de oxígeno aumenta o disminuye en forma exponencial al aumentar o disminuir progesivamente la temperatura.

Cero biológico.

La disminución del consumo de oxígeno no es uniforme para todos los órganos ni es proporcional al efecto de la función. Cuando gracias al enfriamiento progresivo se logra el cese de la actividad funcional de un órgano se considera alcanzado “su cero biológico” el cual varía para los distintos órganos, lo que evidencia que el frío progesivo es capaz de inducir una disociación funcional visceral.

S.N.C.: aparece silencio eléctrico en el E.E.G. cuando la temperatura oscila alrededor de los 18 a 20º.C.

El sector ponto-bulbar suspende su actividada 24º.C.

A nivel medular el cero biológico está alrededor de los 20º.C.

 La pérdida de los reflejos fotomotor y osteotendinosos se observan  alrededor de los 25º.C.

Suprarrenales: cesan su actividad a 26º.C.

Función respiratoria: se pierde a los 25º.C.

Filtración glomerular y absorción intestinal: alcanzan el cero biológico a los 19º.C.

Reabsorción tubular: entre 23 y 20º.C.

Para la actividad cardíaca no hay acuerdo y se establece entre 15 y 16º.C.

Reseña fisiopatológica por aparato y sistemas.

Se describe una breve reseña fisiopatológica por aparatos y sistemas, jerarquizando lo cardiovascular, respiratorio y las alteraciones del medio interno dada la importancia que adquieren en el momento de instaurar la terapéutica.

Aparato cardiovascular.

Parece probado que el mecanismo de muerte es la fibrilación ventricular que podía ser explicada por alteraciones del balance hidroelectrolítico (sobretodo por la relación calcio/potasio) y la acidosis. No hay acuerdo en los factores que influyen en el comienzo de la fibrilación ventricular. Como tampoco para indicar a qué temperatura corporal se produce la misma, pero aparecen diversos factores a tener en cuenta. Ellos son:

-         temperatura corporal menor a 26º.C.

-         desequilibrio autónomo: en comparación con el simpático, el parasimpático presenta mayor supresión de su actividad o la supresión es más temprana.

-         depresión respiratoria con cambios concomitantes del PCO2 y el pH de la sangre, guarda relación directa con la producción de las arritmias. La frecuencia de la fibrilación disminuye o es mínima en los límites de la temperatura crítica, siempre y cuando se regule la ventilación y se impide la presencia de acidosis.

La hiperventilación extrema con la alcalosis consiguiente puede modificar la excitabilidad miocárdica y causar fibrilación, siendo la acidosis el factor de mayor jerarquía en la génesis de la fibrilación ventricular.

Se encontró frecuencia alta de fibrilación con disminución de la concentración de potasio sérico.

Durante el enfriamiento y la hiperventilación hay un cambio en la distribución celular del potasio. Las células miocárdicas pierden potasio desde su interior, que es sustituído por iones calcio que tienden a disminuir el umbral ventricular a la fibrilación.

La disminución de la temperatura corporal se acompaña de disminución concomitante del gasto cardíaco, de las resistencias vasculares con hipotensión arterial y de la frecuencia cardíaca en una relación prácticamente lineal.

El volumen sistólico permanece en límites normales, pudiendo atribuirse la reducción del gasto a la bradicardia intensa presente. La bradicardia por hipotermia es por depresión directa del nódulo sinoauricular por el frío. De 30 a 31º.C se produce fibrilación auricular instalándose luego una bradicardia de 40 a 45 contracciones por minuto que se debería a la depresión de la conductividad y excitabilidad por el frío.

Los ancianos presentan flutter o fibrilación auricular más temprana que los pacientes jóvenes.

El gasto cardíaco se reduce pero permanece suficiente dado que la diferencia arteriovenosa coronaria no se modifica con respecto al estado normotérmico. De 37 a 32º.C la corriente coronario disminuye en forma brusca, entre los 32 y 20º.C el descenso es gradual. Aunque disminuya la corriente coronaria, el consumo menor de oxígeno por el miocardio no origina deuda de oxígeno en este tejido. El frío disminuye las resistenica coronarias ya sea por efecto directo o indirecto por reducción de la

destrucción de sustancias vasodilatadores. La oxigenación cardíaca es adecuada a cualquier temperatura hasta que se llega al paro circulatorio (asistolía o fibrilación).

Cambios en el E.C.G

A temperaturas por debajo de los 30º.C el trazado adquiere una morfología que puede considerarse característica:

-         bradicardia sinusal.

-         Ondas P y QRS alargadas en su duración.

-         PR y QT por encima de los valores normales de duración.

-         Desnivel positivo del punto J mayor de 2 mm.; segmento ST que tiende a hacerse       

isoeléctrico o confundirse con la onda T, que por lo general es opuesta al QRS, viéndose mejor en V2 a V5. La onda J de Osborne es característica de la hipotermia. La magnitud de la onda J sería proporcional a la gravedad de la hipotermia.

-         Disminución del voltaje del QRS (amplitud).

-         Desplazamiento del segmento ST que puede tener o no importancia.

-         Amplitud y dirección de las ondas T: cambian con frecuencia sin seguir un patrón constante, apararece una onda T difásica.

-         Artefactos del trazado debido al temblor muscular.

En general se ha visto que el flujo sanguíneo así como la función ventilatoria bastan para mantener las necesidades metabólicas dado que no existe acúmulo de CO2.

Mientras que la Pa.CO2 se mantenga dentro de niveles de 40 mm.Hg. los intercambios gaseosos se efectúan en condiciones semejantes a los que ocurren en normotermia, esta es la situación que debe asegurarse cuando se actúa frente a un organismo en hipotermia.

Por debajo de 34º.C hay disminución de la presión arterial que resulta de la disminución del gasto cardíaco y no de la disminución de las resistenicias periféricas. Por debajo de los 32º.C hay vasodilatación cutánea marcada por acción directa del frío.

La presión venosa disminuye poco al comienzo, se estabiliza alrededor de los 27º.C, posiblemente asociada a la función cardíaca normal o a disminución del gasto cardíaco con éstasis en el sector venoso a temperaturas menores de 27º.C.

Aparato respiratorio.

La frecuencia respiratorio disminuye progresivamente con el descenso de la temperatura corporal.

A 32º.C es por lo general de 10 a 12 respiraciones por minuto. A 29º.C decrece un poco más, estabilizándose entre 6 a 8 rpm. a los 26º.C.

Hay aumento del espacio muerto por broncodilatación a medida que la hipotermia progresa.

A 32º.C hay intercambio suficiente, a partir de este punto disminuye el volumen minuto. En consecuencia la respiración necesita ser apoyada o regulada mecánicamente. No hay alteración de difusión de los gases. La curva de disociación de la oxihemoglobina se desvía a la izquierda. La solubilidad de los gases en el plasma aumenta, la presión parcial del CO2 se eleva en un 4 % y la O2 al 6 % por cada grado de descenso térmico.

Los cambios en la presión parcial de los gases plantean el problema de la formación de burbujas en el recalentamiento de la sangre. Si la tensión total del gas es la atmosférica antes del calentamiento el resultado es la formación de burbujas y el embolismo gaseoso.

La compliance pulmonar disminuye en hipotermia. Este es un poderoso argumento a favor del recalentamiento lento que se postula en el tratamiento de estos pacientes.

Utilización del oxígeno a bajas temperaturas: si la ventilación se conserva adecuada se ha demostrado por medición de la diferencia arteriovenosa de oxígeno que en la hipotermia no hay trastornos en la utilización del gas.

Al enfriar la sangre la curva de disociación de la oxihemoglobina se desvía a la izquierda, o sea que a una tensión dada de oxígeno hay más saturación de oxihemoglobina,  pero esta mayor afinidad de la hemoglobina por el oxígeno se traduce a nivel celular en una menor eficacia en la entrega del mismo.

En conjunto, la desviación a la izquierda de la oxihemoglobina es compensada por el aumento de la solubilidad del oxígeno en el plasma (un aumento del 50 % a 20º.C) y la cantidad aumentada del CO2 disuelto (efecto Bohr). Lo anterior explica el riesgo de la hipoxia tisular en presencia de hipocapnia.

Se demostró que la capacidad de transporte de oxígeno es suficiente en relación con los requerimientos metabólicos si la perfusión del órgano es suficiente.

Cambios hidroelectrolíticos y del equilibrio ácido-base.

En la hipotermia las alteraciones del equilibrio ácido-base tienen una fisiopatología compleja y no hay un patrón uniforme en todos los pacientes.

Lo antedicho es el resultado de varios factores que pueden interrelacionarse, a saber:

la hipotermia en sí, la intensidad y duración de los escalofríos, la presencia o no de ventilación adecuada, fallo circulatorio.

Hay tendencia a la acidosis mixta: metabólica por fallo circulatorio y por las variaciones de la tensión del anhídrido carbónico.

En hipotermia una PCO2 baja desplaza más hacia la izquierda la curva de disociación de la oxihemoglobina favoreciendo la hipoxia tisular por lo que se libera ácido láctico. Aumentos pequeños de la PCO2, resultantes de la depresión respiratoria, producen una mayor disminución del pH a temperaturas corporales menores que lo normal. Con respiración espontánea y disminución del pH sanguíneo se ve favorecida la aparición de la fibrilación ventricular.

Quizás, lo más importante sea el aumento de la solubilidad del CO2. Cuando hay escalofríos la hiperventilación refleja provoca alcalosis respiratoria pasajera a la que luego sigue una disminución del pH hasta el nivel de acidosis. El escalofrío puede aumentar la producción de ácido láctico y su acumulación es favorecida por la disminución de su clearence por disminución del metabolismo hepático. La fibrilación ventricular puede llevarse al mínimo si se conserva el pH a niveles normales o cercanos al normal.

La solubilidad del anhídrido carbónico en todos los tejidos del cuerpo aumenta al descender la temperatura corporal.

El pH y la PCO2 medidos a 37º.C serán muy distintos de los valores de un enfermo hipotérmico a la temperatura de su cuerpo. Por lo tanto, o bien se aplicarán factores de corrección según la temperatura o bien los electrodos se mantienen a temperatura del cuerpo del paciente.

La curva de titulación de la sangre in vitro trazada en un diagrama de pH/log.PCO2 no se altera por cambio de la temperatura entre los 37 y 26º.C.

Este hecho permite el empleo del diagrama de Siggaard-Andersen en cualquier temperatura durante la hipotermia siempre que se apliquen los factores de corrección para cualquier diferencia de temperatura entre la del cuerpo y la del electrodo.

Durante la hipotermia ha de procurarse, mediante el control de la ventilación alveolar, mantener el pH alrededor de 7,4 y la PCO2 cerca de 40 Hg., ambos medidos a la temperatura del enfermo. Todo déficit de base superior a 8 mEq/l. se corrige por la administración de bicarbonato de sodio.

Efectos de la temperatura sobre los gases sanguíneos.

Cambios con referencia a 37º.C.

 

AUMENTO DE 1º.C.

DISMINUCION DE 1º.C.

pH

-0.015

+0.015

PCO2 mm Hg

+4,4 %

-4,4 %

PO2 mm Hg.  

+7,2 %

-7,2 %

La concentración de sodio no cambia en forma significativa. Hay aumento de la calcemia. La cantidad de calcio necesario para provocar fibrilación ventricular disminuye a medida que disminuye la temperatura. La fibrilación en hipotermia puede provocarse con 1/9 de la cantidad de calcio necesaria para producir fibrilación con temperatura corporal normal. Son discutidas las modificaciones del potasio. Disminuye la concentración de fósforo y no hay cambios importantes en las concentraciones de magnesio y cloro.

Cambios hematológicos.

En general los cambios hematológicos son progresivos y guardan relación con el grado de hipotermia.

Hay disminución de la volemia con hemoconcentración por la diuresis fría y la salida de líquidos a los espacios tisulares. El hematocrito se eleva en un 2 % por cada grado de descenso térmico. La sangre es secuestrada en el árbol circulatorio periférico, especialmente en el sistema portal.

Hay retardo en la corriente sanguínea que produce éxtasis circulatorio. Disminuye el número de eosinófilos. Hay reducción de la capacidad de coagulación en la hipotermia moderada, pero aumenta la posibilidad de coagulación intravascular en la hipotermia severa (20º.C). Disminuye la concentración de fibrinógeno y el número de plaquetas, hay retardo en la combinación de la trombina con el fibrinógéno y hay un aumento de las sustancias hepariniformes por disminución en su elimación por el organismo.

Riñón.

El índice de filtración glomerular y el flujo plasmático renal eficaz disminuye en relación prácticamente directa a los valores de la temperatura.

El índice de filtración disminuye aproximadamente un 5,3 % por cada grado centígrado de descenso térmico y el flujo plasmático un 8,5 %.

Entre 23 y 20º.C de temperatura corporal se inhibe la reabsorción tubular persistiendo la filtración glomerular. La vasoconstricción periférica inducida por el frío incrementa el volúmen sanguíneo central, lo que promueve el descenso de la secresión de ADH dando lugar a la denominada “diuresis fría”, lo que lleva aparejado una disminución de la volemia y una hemoconcentración.

Hígado.

El hígado en los cuadros de hipotermia es incapaz de metabolizar todo el exceso de lactato como lo hace en normotermia. El consumo de oxígeno disminuye a la par que el metabolismo glucídico y por debajo de los 30º.C la oxidación de la glucosa se enlentece. La capacidad detoxificante del hígado se encuentra también reducida.

Sistema nervioso.

El frío tiene una acción depresora con una fase previa de respuestas aumentadas e hiperreflexia. La conciencia se perturba alrededor de 30º.C, el coma, propiamente dicho, puede sobrevenir a temperaturas más bajas. A valores de 25º.C se produce arreflexia superficial y profunda.

La hipotermia reduce el flujo sanguíneo cerebral de 6 a 7 % por cada grado de disminución de la temperatura central, también un descenso del consumo de oxígeno  lleva a un descenso del flujo sanguíneo cerebral. Prácticamente queda en límites constantes la diferencia arteriovenosa de oxígeno.

La presión del líquido cefalorraquídeo disminuye un 5,5 % por cada grado de descenso térmico. Se produce una disminución concomitante del metabolismo cerebral acorde con los valores de la temperatura (a 30º.C el metabolismo disminuye en un 50 %).

Frente a los cuadros de hipotermia no hay hipoxia cerebral en la medida que esté intacta

la circulación sanguínea. Estos hechos explicarían el efecto neuroprotector de la hipotermia.

Electroencefalograma.

Hasta los 32º.C no se observan cambios en el E.E.G., por debajo hay una pérdida progresiva de la actividad alfa. A 30º.C se ven ondas lentas de gran amplitud. A 25º.C aparecen las ondas delta, grandes, lentas que disminuyen progresivamente hasta el período del silencia eléctrico que se produce entre los 20 y 18º.C.

Sistema endócrino.

Al inicio de la hipotermia hay hiperreacción con liberación de hormona de crecimiento, hidrocortisona, glucagón y catecolaminas dando lugar a glucogénolisis e hiperglucemia. Posteriormente se reduce la actividad del ACTH y la secreción de corticoides y catecolaminas. Hay también una reducción marcada de la actividad tiroidea. Se cree que el hipotiroidismo es con frecuencia un factor precipitante de la hipotermia, sin embargo sólo el 5 % de los pacientes hipotérmicos son hipotiroideos. Al progesar la hipotermia disminuyen la liberación de insulina como así su acción metabólica por inhibición del sistema transportador a nivel de la membrana celular, resultando hiperglicemia con cetosis leve. Estos cambios pueden revertir con el recalentamiento del paciente por lo que puede evidenciarse hipoglicemia que se ve agravada por el consumo de los depósitos de glucógeno por el temblor. En las etapas avanzadas de la hipotermia se observa hipoglucemia.

Etiología.

Puede considerarse dos tipos distintos de hipotermia:

1 – Inducida.

1.1.  Con fines terapéuticos.

Se indica cuando hay patologías con hipermetabolismo y estado de alarma extrema (hipertiroidismo, tormenta vegetativa, hipertermia prolongada).

1.2.  Complementaria de la anestesia.

Se usa fundamentalmente en cirugía cardíaca, neurológica. Se emplea pues significa una disminución de los requerimientos de oxígeno y metabólicos.

2 – Accidental.

2.1 – Por exposición al frío ambiente sin protección adecuada.

 Es producida por la exposición al frío ambiente y conjuga: a) un factor primordial y constante, la exposición al frío intensa y/o prolongada sin protección adecuada (vestimienta o medio ambiente) y b) factores predisponentes o coadyuvantes que son causa del menoscabo de la termoregulación y que pueden identificarse por:

2.1.a. -  Factores endógenos

         Edades extremas (lactantes, ancianos).

         Mixedema.

         Hipopituitarismo.

         Desnutrición.

         Trastornos psíquicos.

         Inmovilidad relativa por patología asociada.

         Sindromes comatosos.

         Insuficiencia suprarrenal (Addison).

         Lesiones hipotalámicas.

         Extenuación. 

2.1.b. – Factores que disminuyen la defensa contra el frío.

          Alcoholismo agudo.

         Drogas vasodilatadoras.

         Depresores del S.N.C.

         Relajantes musculares. 

 2.2 - Yatrogénica.

Por transfusiones de sangre fría y reposición masiva de fluídos sin calentar.

Cirugía con anestesia general (el paciente presenta disminución de la termogésis por los siguientes factores: acción de los anestésicos generales y las drogas de bloqueo neuromuscualar a lo cual se agrega pérdia de calor por la desnudez del paciente y la exposición de vísceras a temperatura ambiente).

Diagnóstico.

El diagnóstico de hipotermia accidental es clínico, confirmándose con la medición de la temperatura  central .

Existe un importante sub-diagnóstico de la misma por varias razones:

-         no se piensa en esta patología en forma sistemática.

-         no se registra la temperatura interna al ingreso hospitalario por lo que puede pasar desapercibida una hipotermia leve.

-         Habitualmente no se dispone del termómetro adecuado para el registro de la temperatura central.

Los sitios de medición de la temperatura central pueden ser: rectal, esofágica, vesical (orina recién emitida) y timpánica. La más utilizada, habitualmente, es la temperatura rectal. Los termómetros standard registran temperaturas entre los 35 y 42º.C por lo que se requiere de un termómetro especial para el diagnóstico, el mismo registra rangos de temperatura entre 0 y 50 º.C.

Clínica.

Los datos de interés a recabar en la anamnesis del paciente, en general a través de un familiar, son:

  • Edad.

  • Temperatura y humedad ambiente de ese día.

  • Duración aproximada de la exposición al frío.

  • Medio ambiente donde se enfrió el paciente, fundamentalmente aire o agua.(la pérdida de calor es 30 veces más rápida en el agua que en el aire , dado que la conductividad térmica del agua es 32 veces mayor  que la del aire )         

  • Si hubo o no ingesta alcohólica.   

  • Otras intoxicaciones.

  • Patologías asociadas: arterioesclerosis, mixedema, hipopituitarismo, enfermedades psiquiátricas, etc.

  • Antecedentes nutricionales.

  • Medicación que recibía previamente: depresores del S.N.C., vasodilatadores, relajantes musculares.

  • Antecedentes socio-económicos.

  • Tipo de vestimenta que presentaba el paciente en el momento de su hallazgo.

Exámen.

  • Los datos de mayor interés a  tener en cuenta son:

  • Registro de la temperatura con un termómetro adecuado (termómetro químico que registra entre 0 y 50º.C). Generalmente se registra la temperatura rectal, introduciendo el termométro por lo menos 10 cm. en el recto y manteniéndolo durante 10 minutos.

  • Temperatura de la orina, es de utilidad el registro de la orina obtenida a través de cateterismo, pues da la idea de la temperatura central del paciente.

  • Estado de conciencia. Generalmente hay pérdida de la misma cuando hay una temperatura rectal de 30º.C    .

  • Tono muscular, suele presentarse hipertonía muscular de tipo plástica (rigidez muscular a frigore o criorrigidez).

  • Presencia o no de escalofríos y si se acompañan de horripilación cutáneo-pilosa. Por debajo de los 30º.C. cesan los escalofríos presentándose un cuadro de rigidez muscular acompañado de un fino temblor que puede registrarse en el E.C.G.

  • Control del reflejo fotomotor, que suele ser pobre, el resto de los reflejos neurológicos se encuentran deprimidos, estando prácticamente abolidos, tanto los superficiales como los profundos si el paciente presenta temperaturas de 25º.C o menos.

  • Piel, generalmente se encuentra pálida, fría y seca, con coloración cianótica y lividez a predominio distal.

  • Edemas, pueden observarse grados variables de edemas sub-cutáneos.

  • Bradipnea-bradicardia, ambas pueden ser muy marcadas.

  • Presión arterial, generalmente baja e irregistrable.

  • Estado de hidratación y de nutrición.

  • Examen del abdomen, pudiéndose  constatar meteorismo intestinal.

  • Constatar si hay signos de congelamiento.

La exposición prolongada al frío sin la adecuada protección puede ocasionar dos tipos fundamentales de agresión:

1 – Injurias locales o por congelación.

Se producen en las zonas descubiertas y en las extremidades cuando la temperatura central se mantiene dentro de límites normales, sin que se presente hipotermia. La continuidad de la agresión provoca en ciertas zonas efectos locales de congelación que indican lesiones térmicas las que pueden llevar a la necrosis y pérdida de tejidos.

2 – Injuria sistémica: hipotermia                            

Las manifestaciones clínicas de la hipotermia son dependientes de la severidad de la misma.La expresión clínica es multisistémica, pudiéndose reconocer cambios a nivel del sistema nervioso central, aparato cardiovascular, respiratorio, renal y endócrino.

Dada la etiología común no son raros los casos en que se comprueba en un mismo individuo la asociación de hipotermia y congelación, sin embargo lo habitual es que en la hipotermia no tengan tiempo de producirse lesiones por congelación.

Las manifestaciones clínicas resultan ser las siguientes, de acuerdo a la gravedad de la hipotermia.

Hipotermia leve.

En la hipotermia leve el organismo intenta compensar la pérdida de temperatura a través del temblor. La piel fría refleja la intensa vasoconstricción periférica que ayuda a mantener la temperatura central evitando el pasaje de la sangre por la superficie corporal. Es frecuente observar acrocianosis en las extremidades.

A nivel del S.N.C. las manifestaciones iniciales incluyen alteraciones del estado de la conciencia (apatía, confusión mental, incoordinación, disartria) hecho que lleva a veces a plantear diagnóstico diferencial con un accidente vascular encefálico. La confusión y el estupor aparecen a temperaturas entre 32 y 35º.C.

En la esfera cardiovascular existe un incremento inicial de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial; posteriormente se produce bradicardia e hipotensión.

En la esfera respiratoria, acompañando al incremento inicial del metabolismo, existe taquipnea por estimulación del centro respiratorio. Se observa broncorrea inducida por el frío que junto a la disminución del reflejo tusígeno y con un menor aclaramiento de las secreciones bronquiales favorecen el desarrollo de una neumopatía aspirativa si se acompaña de una alteración del estado de la conciencia.

A nivel renal se observa aumento de la diuresis con la particularidad de que se trata de una diuresis fría.

En el sector gastrointestinal, por debajo de 34º.C disminuye la motilidad intestinal.

Hipotermia moderada.

A nivel del S.N.C. progresa el deterioro de conciencia produciéndose alteraciones de la visión, audición y alucinaciones.

Los efectos cardiovasculares incluyen una disminución gradual de la frecuencia cardíaca con caída del gasto cardíaco. La presión arterial, que en la hipotermia leve se encontraba elevada, desciende. El efecto hemodinámico más importante de la hipotermia es sobre la irritabilidad miocárdica y la conducción siendo sus manifestaciones más habituales la bradicardia y la presencia de arritmias supraventriculares. Estos efectos aparecen, en general, con temperaturas inferiores a 30º.C.

A nivel respiratorio existe depresión del centro respiratorio con bradipnea.

A nivel muscular con temperaturas internas menores a 30º.C la producción de calor endógeno disminuye marcadamente desapareciendo el temblor y presentádose rigidez muscular.

En la esfera digestiva puede observarse íleo con distensión abdominal.

Hipotermia severa.

En esta etapa se acentúa el deterioro neurológicoen la mayoría de los pacientes con temperaturas menores a 27º.C. Se encuentran en coma, con pupilas midriáticas y disminución de la respuesta al reflejo fotomotor, que puede encontrarse prácticamente abolido. Estas alteraciones combinadas con pulso imperceptible puede hacer pensar que el paciente se encuentra muerto.

Por debajo de los 28º.C el deterioro de la función cardiovascular se manifiesta por arritmias ventriculares (taquicardia y fibrilación ventricular) y con temperaturas de 20º.C se observa asistolía.

La hipotensión con temperaturas por debajo de 27 – 25º.C es severa por lo cual no se puede medir con el método tradicional, siendo necesario para su registro el uso de métodos invasivos (PAM).

A nivel respiratorio, con temperaturas inferiores a 24º.C, se deprime aún más la función respiratoria con presencia de apnea.

Exámenes paraclínicos.

La evaluación paraclínica puede mostrar múltiples anormalidades que deben ser entendidas en el contexto de la enfermedad de fondo.

1- Electrocardiograma. (ver imagen)

Dentro de los exámenes paraclínicos, el E.C.G. es el único que presenta valor diagnóstico asociado al descenso de la temperatura central.

  • Se observa taquicardia inicial que progresa a bradicardia con el descenso de la temperatura.

  • A temperaturas por debajo de 30º.C el trazado electrocardiográfico presenta cambios característicos, como ser:

  • Bradicardia sinusal.

  • Prolongación de los intervalos PR y QT.

  • Alargamiento de la onda P y del complejo QRS.

  • Elevación del punto J con ascenso del segmento ST que constituye la clásica onda “J” de Osborne. La misma se evidencia mejor en las derivaciones precordiales de V2 a V5, AVL y AVF. Esta elevación aguda del segmento ST es patognomónica de hipotermia.

  • Disminución del voltaje del complejo QRS.

  • Oscilaciones intermitentes de la línea de base producidas por el temblor muscular.

Las arritmias progresan en gravedad de acuerdo a la severidad de la hipotermia. La irritabilidad auricular en la hipotermia leve y moderada comúnmente llevan a la fibrilación auricular en general con baja frecuencia cardíaca.

Con el descenso de la temperatura se incrementa la irritabilidad ventricular y las arritmias progesan desde extrasístoles ventriculares a taquicardia ventricular. Por debajo de los 28º.C la fibrilación ventricular se vuelve más común y también más difícil es su reversión mediante cardiodesfibrilación.

2 – Gasometría arterial.

El análisis de los gases en sangre deben ser valorados de acuerdo a la temperatura corporal.

En la hipotermia leve puede observarse discreta alcalosis con taquipnea inicial.

En la hipotemia moderada y severa se observa hipoxemia y acidosis mixta (metabólica debida a la acumulación de ácido láctico por disminución de la perfusión tisular y aumento de la producción por temblor muscular y de origen respiratoria por depresión del centro respiratorio).

3 – Ionograma.

Los cambios electrolíticos son impredecibles y también deben ser evaluados en el contexto de cada paciente.

El comportamiento del sodio, potasio, cloro, magnesio, calcio y fósforo ha sido bien estudiado para cada ión, pero no hay consenso sobre los cambios que ocurren en la clínica. Algunos estudios muestran la elevación del potasio sérico como un indicador de mal pronóstico. El mismo no es de significación pronóstica en los casos de hemólisis post- inmersión o en pacientes víctimas de aplastamiento masivo (alud).

4 – Amoniemia.

Al igual que el potasio, algunos estudios le confieren valor pronóstico a la elevación del amonio sérico.

5 – Crasis sanguínea.

Se puede observar prolongación del tiempo de protrombina y del KPTT, la CID puede ocurrir en casos severos. El nivel de fibrinógeno sérico menor de 50 mg/dl. es considerado, en algunos estudios, factor de mal pronóstico.

6 – Hemograma.

Existe hemoconcentración manifestada por incremento del hematocrito y la hemoglobina. El secuestro esplénico determina el descendo del recuento plaquetario, puede aparecer también leucopenia. Puede existir un componente hemolítico por la presencia de crioaglutininas frías. A temperaturas inferiores a los 27º.C existe aumento de la viscosidad sanguínea.

7 – Glicemia.

Inicialmente puede observarse hiperglicemia con cetosis leve, en hipotermia severa existe hipoglicemia.

8 – Azoemia y creatininemia.

En la hipotermia severa puede evidenciarse insuficiencia renal.

Examenes para valorar condiciones patológicas asociadas.

De acuerdo a la situación clínica se realizarán exámenes paraclínicos como:

Radiografía de tórax: para valorar infección, edema pulmonar.

Relevo bacteriológico: se da jerarquía a este aspecto dada la elevada frecuencia de infecciones en el paciente hipotérmico siendo una de las principales causas determinantes de la mortalidad. Las mismas pueden pasar desapercibidas dada la ausencia de fiebre. Las infecciones más comunes las constituyen las respiratorias y urinarias. La evolución a la sepsis es más frecuente, a veces una caída de las resistencias vasculares periféricas es el único signo de sepsis.

Otros exámenes se solicitarán de acuerdo a la orientación clínica, tales como: análisis toxicológico, alcoholemia, dosificación de hormonas tiroideas, TAC de cráneo.

Controles.

Se realizarán controles periódicos:

Clínicos:

  • Medición de la temperatura central.

  • Controles hemodinámicos.

  • Respiratorios.

  • Estado de conciencia, pupilas y RFM.

  • Auscultación abdominal.

Paraclínicos:

  • Monitorización electrocardiográfica.*

  • Gasometría arterial.

  • Ionograma y función renal.

  • Glicemia, crasis sanguínea, hemograma.

  • Amilasemia y amilasuria.

*En la hipotermia moderada y severa la conducción de la señal electrocardiográfica puede estar afectada por la piel fría, siendo necesario usar electrodos de aguja.

Tratamiento.

Podemos dividirlo en los siguientes items:

a)      Prevenir ulteriores  pérdidas de calor.
b)      Medidas generales.
c)      Iniciar el recalentamiento en forma inmediata.

En el bien entendido que muchas de las medidas son simultáneas y tienen más de un efecto útil en el paciente hipotérmico.

El tratamiento debe ser prudente, evitando estimulaciones innecesarias; las drogas son prácticamente inefectivas y las más de las veces peligrosas.

Todas las maniobras deben realizarse de manera suave y cuidadosa por el riesgo de desencadenar fibrilación ventricular.

Prevenir ulteriores pérdidas de calor.

Aislar al paciente de las superficies frías y húmedas para evitar una mayor pérdida de calor por conducción. La protección contra el viento frío también disminuye la pérdida de calor por convección. La sustitución de las ropas mojadas y frías por ropa seca y abrigo neutraliza las pérdidas de calor por evaporación. El uso de un tejido fino de lana cubriendo boca y nariz disminuye las pérdidas de calor por la respiración, si se dispone de unidades de recalentamiento por inhalación deben usarse desde el inicio.

La pérdida de calor por radiación se minimizan cubriendo cabeza, manos y pies.

Medidas generales.

Si el paciente está lúcido debe guardar reposo pues la movilización activa, luego de un largo período de inmovilidad, provoca el bombeo de sangre fría desde la periferia al corazón. El traslado debe realizarse con el paciente en decúbito supino con la cabeza lateralizada, evitando movimientos bruscos por el riesgo de precipitar fibrilación ventricular tal cual fuera señalado.En segundo lugar se debe valorar si el paciente presenta o no respiración espontánea. Si la presenta, con un ritmo mayor de 4 rpm. y con un adecuado estado de vigilia, no se tomará ninguna medida que comprometa la vía aérea.

Si el paciente tiene menos de 4 rpm. o se encuentra en paro respiratorio se debe realizar IOT y AVM con oxígeno tibio humidificado.

El patrón ventilatorio inicial es el siguiente:

-         Frecuencia de 16 rpm.

-         Volúmen corriente 10 ml/kg.

-         Relación inspiración/espiración: 1:2 (1/3 del ciclo completo para la inspiración y 2/3 para la espiración).

-         Sin PEEP.

En pacientes con hipotermia severa sin paro respiratorio algunos autores recomiendan la IOT como medida de protección de la vía aérea y para aspirar secreciones.

Otra medida para proteger la vía aérea consiste en la colocación de una sonda nasogástrica con aspiración, fundamentalmente en quienes presentan deterioro de la conciencia ya que los pacientes con hipotermia moderada o severa asocian, con frecuencia, un íleo adinámico.

En forma concomitante se debe realizar monitorización electrocardiográfica contínua de fundamental importancia para despistar la presencia de arritmias. Con respecto al tratamiento de las arritmias cabe destacar que los fármacos utilizados hibitualmente para su tratamiento son poco efectivos. La fibrilación auricular y el flutter revierten, habitualmente, con el recalentamiento del paciente. Las extrasístoles en general desaparecen con la corrección de la hipoxia y de la acidosis. A veces es necesario administrar lidocaína.

Los ritmos lentos no mejoran con el uso de atropina ni con la colocación de un marcapaso. Estos últimos deben evitarse ya que favorecen la excitabilidad del miocardio hipotérmico y la aparición de arritmias graves. Habitualmente la fibrilación ventricular tampoco responde al tratamiento standard con desfibrilación eléctrica y lidocaína. Fármacos como la procainamida deben ser evitados ya que aumentan el riesgo de fibrilación ventricular.

En forma simultánea a las medidas anteriores se realizará la monitorización de la temperatura central con un termómetro adecuado.

El complejo hipotensión/hemoconcentración se debe tratar con expansión controlada de volúmen, usando solución isotónica de glucosa al 5 % o solución gluco-fisiológica calentadas a 40 – 42º C, se desaconseja el uso de solución ringer-lactato pues está disminuída su metabolización a nivel hepático. El aporte inicial es de 10 c.c./kg. y se ajustará de acuerdo al control clínico evolutivo.

Otras medidas iniciales a efectuar en el paciente hipotérmico son la colocación de una vía venosa periférica para aporte de fluídos tibios, se debe tener en cuenta que si el paciente presenta una importante vasoconstricción puede ser difícil la realización de un acceso venoso por punción, así como la administración de volúmenes importantes de líquidos en cuyo caso debe realizarse una descubierta, la que además permite el control de la PVC. Debe evitarse la realización de accesos venosos centrales por punción ya que inducen a la aparición de arritmias.

La corrección de los trastornos hidroelectrolíticos y del equilibrio ácido-base se hace de acuerdo al resultado del ionograma y gasometrías seriadas. En caso de acidosis metabólica se administra suero bicarbonato con un déficit de base superior a –8 mEq./litro,en acidosis respiratoria está indicada la asistencia respiratoria mecánica.La ventilación artificial debe procurar mantener el pH sanguíneo alrededor de 7,40 y la pCO2 cercana a 40 mm Hg.

De existir hipoglicemia se hará suero glucosado al 30 %, 30 c.c. IV a ajustar según control de glucemia.

Se colocará sonda vesical para un estricto control de la diuresis y del balance hídrico.

Si el paciente presenta un paro cardiorespiratorio se iniciará la reanimación, la cual se debe mantener hasta haberse alcanzado una temperatura interna de 35º.C antes de diagnosticar la muerte del mismo, ya que la disminución del consumo de oxígeno y del metabolismo durante la hipotermia protegen al encéfalo pudiendo sobrevivir el paciente después del paro cardiorespiratorio sin presentar disfunción neurológica.

Con temperaturas centrales inferiores a 30º.C (86º.F) la desfibrilación es inefectiva, la misma debe realizarse luego de alcanzar mediante el recalentamiento una temperatura superior a la mencionada.

Algunos estudios demuestran que pacientes que han presentado un enfriamiento rápido hasta de menos 30º.C, que no presentaban hipoxemia antes del paro cardiorespiratorio han sobrevivido después de haber permanecido en paro durante 4,5 a 4,75 horas. Esto ha suscitado problemas a nivel mundial por lo que se ha tratado de establecer en que pacientes no sería necesario realizar un recalentamiento de hasta 35º.C para diagnosticar la muerte.

Lloyd sugiere no iniciar la resucitación si el cuerpo esta solidificado por congelación de forma que no es posible modificar la posición del individuo, hay congelación ocular y la temperatura rectal es inferior a la ambiental.

La Wilderness Medical Sociaty sugiere no reanimar en caso de existir lesiones obviamente de tipo mortal.

Las infecciones son complicaciones frecuentes con alta mortalidad de los pacientes. El uso profiláctico de los antibióticos es un hecho controvertido, en general se sugiere su uso sólo en forma terapeútica. En neonatos y diabéticos es discutido el uso de antibióticos en forma profiláctica ya que el riesgo de infección es mayor.

Algunos autores incluyen en forma sistemática la administración de glucosa y tiamina, por la posibilidad de alcoholismo, mientras se aguardan los estudios toxicológicos.

Otro aspecto fundamental en el manejo de estos pacientes es el tratamiento de la enfermedad de fondo. Cuando existe sospecha clínica de hipotiroidismo se debe comenzar el tratamiento de sustitución hormonal sin esperar la dosificación de las mismas.

Tratamiento de recalentamiento.

Como indica Harnett, “el problema del recalentamiento total puede resumirse en la recuperación de todo el calor perdido, sin precipitar efectos colaterales fatales adicionales”.

La elección del tratamiento debe basarse en la tasa de mortalidad, en las contraindicaciones del método a utilizar, en la disponibilidad y el tiempo en que se tarda en movilizar un equipo de recalentamiento y no en los índices de recalentamiento. Pero por razones obvias no se dispone de ningún estudio clínico aleatorio en el que se analize la eficacia, la morbilidad y la mortalidad alcanzada con los distintos métodos de recalentamiento aplicados a similares poblaciones de pacientes. La velocidad óptima de recalentamiento es de 1º.C por hora.

Se cuenta con distintos métodos de recalentamiento:

1 – Externo.

1.a) Pasivo.

Es el calentamiento espontáneo del paciente sin el uso de calor adicional, sólo la producción de calor intrínseco por parte el propio paciente como resultado de la generación de calor de origen metabólico producido por el temblor. Se usa en pacientes con hipotermia leve capaces de producir calor. Implica, como método, la ubicación del paciente en una habitación cálida, uso de ropas secas para minimizar la pérdida de calor. Se logra un índice de recalentamiento de 0.9º.C por hora.

Este tratamiento no recalienta al paciente en paro y tiene un valor limitado en la hipotermia severa. En estos casos, además, es un tratamiento lento que alarga innecesariamente el intervalo con riesgo de paro cardíaco.

De estar disponible se utilizará calentador de sangre y de fluídos a administrar para evitar la pérdida de calor al infundir soluciones frías.

1.b) Activo

Involucra una fuente de calor exógena aplicada directamente sobre la superficie corporal del paciente. Este método aporta calor a la piel mediane el uso de mantas térmicas, ventilador de aire caliente, cama irradiante de calor y baños de agua caliente. Otorga un índice de recalentamiento de aproximadamente 2,2º.C por hora.

Varios investigadores advierten sobre el peligro de este método. Muchos de ellos creen que puede desencadenar arritmias mortales mediante un mecanismo denominado “after drop” o shock por recalentamiento, que consiste en una disminución contínua de la temperatura interna tras haberse iniciado el recalentamiento debida al retorno de sangre fría desde las extremidades, previamente vasocontraídas, al mejorar el flujo sanguíneo periférico luego de la maniobra de recalentamiento, o a pérdidas calóricas conductivas desde el interior hacia la periferia fría. También puede provocar shock hipovolémico por disminución del volumen sanguíneo circulante secundario a la vasodilatación periférica en un paciente ya depleccionado.

Los cambios en la solubilidad de los gases plantea el problema de la formación de burbujas en la sangre durante el recalentamiento con la consiguiente producción de embolia gaseosa. Este fenómeno se produce con el recalentamiento rápido que se ve con los métodos activos, por lo cual deben evitarse.

A su vez la inmersión en agua caliente interfiere con una adecuada monitorización del paciente y precipita la fibrilación ventricular por el movimiento que el mismo requiere. Las mantas eléctricas pueden provocar quemaduras.

Por todo lo expuesto, no se recomienda la utilización de este método de recalentamiento.

2) Interno.

Es el tratamiento más invasivo de los cuadros de hipotermia.

2.a) Inhalación de aire humidificado y calentado (máscara o IOT).

Es un método relativamente de bajo costo y que consiste en la administración de aire u oxígeno caliente a través de máscaras o tubo traqueal. Se considera apropiada su utilización como coadyuvante de otros medios de recalentamiento. Es un método poco efectivo si se usa aislado en la hipotermia severa. Permite obtener un índice de recalentamiento aproximadamente entre 0.7 a 1.2º.C por hora.

2.b) Lavados de cavidades corporales con líquidos tibios (estómago, cólon, peritoneo, tórax y mediastino).

Aunque es un método utilizado con frecuencia no existen datos que avalen su eficacia. Son contraindicaciones formales para la indicación de este método los traumatismos o la cirugía sobre la cavidad corporal a irrigar.

-         Recalentamiento gastrointestinal: consisten en la irrigación intragástrica y/o intracolónica. Es un método relativamente bararato y simple, pero presenta riesgo de perforación de estas vísceras. Puede provocar desequilibiros hidroelectrolíticos, en especial del potasio. No es útil hacerlo en forma aislada pero sí como coadyuvante de otros métodos.

-         Diálisis peritoneal: puede constituir una buena elección en pacientes intoxicados por toxinas dializables. Otorga un índice de recalentamiento de 4 a 6º.C por hora. Consiste en el lavado de la cavidad peritoneal con una solución de diálisis libre de potasio calentada entre 2 y 3º.C por encima de la temperatura del paciente. Presenta riesgo de producir peritonitis.

-         Irrigación pleural: puede hacerse con el tórax abierto, toracotomía, y es útil cuando se requiere de ésta para hacer masaje cardíaco, tiene la desventaja que aumenta la pérdida de calor por el tórax abierto. La irrigación mediante tubos de tórax es preferible, implica los riesgos propios de la colocación del tubo en el tórax.

2.c) Derivación extrocorpórea.

Puede realizarse por medio de hemodiálisis a través de fístula arterio-venosa o veno-venosa. A nivel mundial existen pocos estudios que evalúen este método.

2.d) Circulación extracorpórea.

Varias series han demostrado la eficacia de este método para el recalentamiento de pacientes con o sin paro cardiorespiratorio. La serie más grande es la de Locher que trató 32 pacientes describiendo un índice de recalentamiento de 8.8º.C por hora. Es un tratamiento rápido, útil en cuadros de hipotermia severa dado que permite oxigenar y perfundir todos los órganos vitales pese a la existencia de fibrilación ventricular o asistolía, sin observarse shock por recalentamiento. Los traumatismos importantes al requierir heparinación del paciente constituyen la principal contraindicación del uso de este método.

La circulación extracorpórea es el tratamiento de elección en los pacientes con hipotermia que presentan paro cardiorespiratorio y no han sufrido traumatismos significativos, si bien su mayor desventaja es su escasa disponibilidad.

Profilaxis.

La hipotermia accidental continúa siendo un importante problema para los médicos. Todos los grupos demográficos, todas las edades y en especial en los extremos de la

vida, los pobres y los sin hogar pueden presentar esta patología. Por lo tanto, la prevención de la hipotermia debería ser una prioridad en las políticas de salud.

La disponibilidad de un adecuado calefaccionamiento reduce la incidencia de hipotermia a nivel urbano. El mejoramiento de la educación pública podría reducir la morbi-mortalidad de la hipotermia en aquellas personas que se exponen al frío en el trabajo y/o actividades de recreación, así como en los grupos etarios de mayor riesgo para esta patología.

Es también de fundamental importancia la educación del personal de salud fomentando el uso del termómetro adecuado para el control de la temperatura central, puesto que en gran medida la mala evolución de los pacientes hipotérmicos es debida a un diagnóstico tardío y a un manejo inadecuado de dicha entidad. Se debe, además, evitar la hipotermia yatrogénica en pacientes que requieren reposición masiva de sangre y/o fluídos, así como en aquellos sometidos a actos anestésico-quirúrgicos.

Pronóstico.

Se desconocen exactamente las tasas de mortalidad por hipotermia, en primer lugar porque existe subdiagnóstico de la misma y en segundo término porque no se menciona como causa de muerte en los certificados de defunción, dado que en general existe una causa médica o quirúrgia más evidente que se toma como tal.

Algunas series mencionan mortalidades del orden del 25, 52 y 66 % por hipotermia leve, moderada y severa respectivamente cuando se utilizan métodos de recalentamiento de la superficie corporal. En otras series las tasas de mortalidad que se mencionan varían entre el 30 y el 80 %.

Los factores de mal pronóstico más claros son la edad y el grado de severidad de la hipotermia. Si bien algunos autores mencionan otros factores no existe consenso sobre los mismos.

Descripción del trabajo realizado en el Departamento de Emergencia del Hospital de Clínicas (Facultad de Medicina).

El grupo de trabajo efectuó un anális descriptivo de algunos pacientes con hipotermia accidental atendidos en varios centros hospitalarios de Montevideo (Uruguay) comprendidos en dos períodos: el primero abarca desde 1971 a 1983 y el segundo de 1994 a 1996 inclusive, siendo la población tratada de 26 pacientes.

Desde ya se destaca que dicha población no refleja la real incidencia de las hipotermias accidentales de nuestro medio, dado, entre otras causas, el importante subdiagnóstico de la misma tal cual fuera mencionado.

Del total de 26 pacientes, 14 eran de sexo masculino y 12 de sexo femenino, con una media de 62.54 años de edad, siendo el 50 % de los casos pacientes geriátricos (edad igual o mayor a 65 años).

Considerando la procedencia se destaca que el 53,8 % de los casos provenían del domicilio, siendo francamente inferior el número de pacientes provenientes de la vía

pública (34,6 %). Si se relaciona la procedencia con la edad se destaca que la mayoría de los pacientes geriátricos procedían del domicilio alcanzando el 76,92 % de los casos, mientras que en los pacientes menores de 65 años no existen diferencias en cuanto a la procedencia. Estos hechos destacan un concepto de fundamental importancia: en la gran mayoría de los casos la hipotermia se produce en un ambiente cerrado (domicilio, casa de salud), circunstancia a tener en cuenta para la profilaxis de esta patología.

Con respecto a la severidad de la hipotermia, en esta serie estudiada, el rango de la temperatura central varió entre los 33 y 20º.C, con una media de 28º.C. Se destaca que la mayoría corresponden a casos moderados y severos (84,6 %).

  •   LEVE                 4 pacientes ( 15,40 %)

  •   MODERADA       5 pacientes ( l9,20 %)

  •   SEVERA          17 pacientes (65,40 %)  

El escaso número de hipotermias leves pone de manifiesto el marcado subdiagnóstico que existe para estos cuadros ya que si no se sospecha clínicamente y no se registra la temperatura central en forma adecuada al ingreso hospitalario, el solo hecho de colocar al enfermo en un ambiente calefaccionado puede corregir la situación evitando el reconocimiento del cuadro clínico.

En cuanto al grado de sereveridad de la hipotermia se debe recalcar que se observan un mayor número de hipotermias moderadas y severas en los pacientes de mayor edad.

Severidad de la hipotermia/edad.

           EDAD MENOR DE 65 AÑOS

  • LEVE  3 pacientes  (11,50 %)

  • MODERADA  3 pacientes (11,50 %)

  • SEVERA  7 pacientes (27 %)   

        EDAD IGUAL O MAYOR A 65 AÑOS

  • LEVE  1 paciente (3,80 % )

  • MODERADA  2 pacientes (7,80 %)

  • SEVERA  10 pacientes (38,40 %)

Con respecto a los factores determinantes de la hipotermia en todos los casos existió exposición al frío, en 24 pacientes fue exposición al aire frío, mientras que en 2 pacientes fueron víctimas de inmersión.

Dentro de los factores coadyuvantes de la hipotermia se destacan como más frecuentes la edad mayor a 65 años, presente en el 50 % de los casos, la malnutrición en un 42,3 %, el consumo de fármacos en un 23,1 %, la ingesta de alcohol en un 19.2 %.

La presencia de enfermedades neurológicas fue evidenciada en el 19.2 % de los casos como causa favorecedora de la hipotermia. Enfermedades de origen endócrino como el hipotiroidismo primario o secundario es también un factor favorecedor, aunque mucho menos frecuente (7%).

En cuanto a la frecuencia cardíaca presentaron bradicardia el 73 % de los casos (se destaca que el valor 0 tanto para la frecuencia cardíaca como para la presión arterial implica su no registro por métodos habituales no invasivos, requiriéndose por lo tanto procedimientos invasivos que no se realizaron). Se observó también en la mayoría de los casos tendencia a la hipotensión arterial, correspondiéndose por lo general a cuadros de hipotermia severa.

Los patrones respiratorios fueron variables, encontrándose frecuencias respiratorias normales en la mayoría de los pacientes (53,8 %), presentando bradipnea sólo en el l5,4 % de los casos.

Cabe señalar que en ningún paciente se evidenciaron lesiones por congelación.

En cuanto a los exámenes paraclínicos realizados se efectuó E.C.G. en hipotermia en el 80,76 % de los casos, el cual presentó, en la mayoría de los casos, alteraciones diagnósticas de hipotermia. El trastorno del ritmo más frecuente fue la bradicardia sinusal que se presentó en 12 pacientes (57,14 % de la casuística), se encontró fibrilación auricular en 4 pacientes (19.04 %), ritmo sinusal también en 4 pacientes (19.04 %) y 1 paciente con bloqueo aurículo-ventricular completo.

Se evidenció la presencia de onda “J” de Osborn en el 66,67 % de los casos.

Se realizó gasometría arterial en el 53,8 % de los pacientes presentando en su mayoría acidosis metabólica o mixta.

El ionograma fue efectuado en el 92,3 % de los casos, no existiendo alteraciones significativas. No se evidenció hiperpotasemia en ningún caso.

Se realizó crasis sanguínea en el 30,8 %, las que en su mayoría presentaban disminución de la tasa de protrombina sin traducción clínica. No se dosificó fibrinógeno en un alto porcentaje de los pacientes.

Tratamiento. 

Se efectuó tratamiento de recalentamiento externo pasivo en el 100 % de los casos junto con la reposición mediante sueros calentados a 40º. C. Mientras que la utilización de técnicas de recalentamiento interno fue mínima, sólo en 2 pacientes que fueron sometidos a diálisis peritoneal, por dificultades en la disponibilidad de poder contar con otros medios.

La mortalidad global fue del 65,4 %, con una media de sobrevida de 41.5 horas. La mortalidad fue notoriamente mayor en el grupo de los pacientes geriátricos (64,7 %). La mortalidad en relación con el grado de severidad de la hipotermia fue del 82,4 % para los casos severos, cifras acordes con lo mencionado en la literatura internacional.

HIPOTERMIA ACCIDENTAL

MORTALIDAD n= 26
MORTALIDAD GLOBAL:17 pacientes (65,40 % )
MORTALIDAD POR EDAD :
  • Menores de 65 años: 6 pacientes (35,30 %)

  • Igual o mayor a 65 años: 11 pacientes (64,70 %)

MORTALIDAD POR GRADO DE SEVERIDAD

  • Leve  1 paciente (5,90 %)

  • Moderada  2 pacientes (11,70 %)

  • Severa  14 pacientes (88,40 %)

Conclusiones.

Los factores pronósticos más importantes son la severidad de la hipotermia y la edad mayor de 65 años. En cuanto a la procedencia del paciente más del 50 % se enfriaron en domicilio y los mayores de 65 años adquieren la hipotermia, en el orden de un 76,92 % en lugares cerrados (domicilio, casa de salud).

Queda, como capítulo pendiente, el encarar las medidas preventivas para evitar esta patología, que por sí misma presenta un alto índice de morbi-mortalidad a pesar de lo efectuado como la OPERACIÓN FRIO POLAR en la ciudad de Montevideo en el invierno del año 2000.

 

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